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Transformar nuestro mundo

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Dios nos va a ayudar en cualquier situación. Él tiene poder para transformar aún lo que parece más difícil.

Una de las situaciones que marcó la vida de Johnny Cash fue cuando en el año 1997 le diagnosticaron una enfermedad neurodegenerativa asociada a la diabetes que padecía: tuvo que cancelar sus conciertos para ser hospitalizado, y por si fuera poco, en unos años su esposa June falleció (15-5-2003). Sobre ella había escrito Cash en su autobiografía: «La única queja que tengo es que su contribución al country pasará desapercibida porque es mi esposa».

En su última aparición pública, el 5 de julio de 2003, antes de interpretar Ring of Fire, Cash dijo: «El espíritu de June Carter me eclipsa esta noche con el amor que sentía por mí y el que sentía yo por ella. Conectamos en algún lugar entre aquí y el cielo. Bajó a hacerme una corta visita, creo, desde el cielo para darme coraje e inspiración, como siempre hizo». Solo cuatro meses después de la muerte de su mujer, también falleció él.

Nada es más importante en nuestro día a día que la relación con nuestra familia. A veces pensamos que nosotros, nuestras actividades o lo que poseemos tiene más valor que aquellos que nos aman ¡De ninguna manera! Tenemos que seguir cuidando y ayudando a quienes amamos siempre. ¡Ellos son lo más importante!

La mejor manera de hacerlo es tomar pequeñas decisiones en la vida que van a transformarlo todo, no solo nuestro pequeño mundo, ¡sino también el universo entero!. Si somos capaces de marcar una diferencia en nuestro entorno, todos lo notarán. No estoy hablando simplemente de proposiciones románticas, o de demostrar que queremos con “locura” a alguien…eso puede ser bueno, pero lo que realmente hace la diferencia son las pequeñas cosas: 

– Hablarlo todo en el matrimonio, que la otra persona sea el confidente, el amigo.

– Prestarle atención a quién amamos. Dejarlo todo para estar con la otra persona todo el tiempo que podamos.

– Solucionar los problemas, no dejar que se hagan más grandes con el tiempo.

– Aprender a escuchar.

– Aprender a perdonar.

– Abrazar sin razón alguna.

– Decir palabras amables y sonreír en cualquier momento.

– Agradecer lo que la otra persona hace, ¡siempre viene bien escuchar que te aman y te agradecen por tu trabajo!.

– Orar juntos siempre, porque Dios nos va a ayudar en cualquier situación… Él tiene poder para transformar aún lo que parece más difícil, recuerda: “¿Crees que es tan pequeño mi poder? Ahora verás si se cumple o no lo que he dicho” (Números 11:23).

Autor: Jaime Fernández


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