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Redes Sociales – La sobrevaloración de la opinión

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La infiltración

Cuando somos proveedores de información para las redes sociales solemos ser muy participativos. Ni hablar cuando se genera un debate. Quiero aclarar que no estoy diciendo que ser proveedor o entrar en un debate esté mal. Personalmente creo que uno debe elegir sus palabras cuando va a compartir algo o cuando se entra en debate, si es que amerita realmente hacer alguna de estas dos.

Tengo una teoría, realmente me gustaría mucho saber si estas de acuerdo conmigo o no. Creo que, como iglesia hemos dejado infiltrar muchas cosas que no son propias de lo que debería ser la vida cristiana. No me refiero a cosas evidentemente “pecaminosas”, sino a pequeñas cosas que son normales para las personas que no creen en Cristo.

Un ejemplo es la ofensa. Tememos ofender todo el tiempo y nos ofendemos fácilmente. Es normal que nos ofendamos, lo que no es normal es que persistamos en sentirnos ofendidos porque esto además nos hace actuar con miedo a ofender.

Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.” (S. Mateo 18:22) Esto quiere decir que deberíamos tener tanto entrenamiento en perdonar que la ofensa realmente no signifique nada para nosotros. Sabes que cuánto más entrenamiento tienes en un área, más fácil te resulta esa tarea.

La opinión

Creo que el sentir la necesidad de opinar de todo y el buscar tener la razón es otra de las infiltraciones que hemos tenido dentro de la iglesia. Parte de la culpa la tienen las redes sociales. Estas cosas pululan ahí y para nosotros ya es normal que también se den en las iglesias.

Todos tenemos una opinión y está bien. Lo que no está bien es darla todo el tiempo o incluso sin permiso. Sí, se necesita permiso para opinar, aunque la mayoría de la gente lo ha olvidado. ¿Por qué? Porque el opinar implica hablar desde una perspectiva diferente, lo que quiere decir que no te compete exclusivamente.

Hemos sobrevalorado nuestra propia opinión y la hemos defendido muchas veces ciegamente, sin darnos cuenta de que la mayoría de las veces nadie nos la ha pedido o ni siquiera hemos pedido permiso para opinar.

Esta es una conducta producto de las redes sociales que se ha infiltrado, pero es nuestro deber como cristianos no olvidarnos que vivimos en este mundo, pero no pertenecemos a él.

Entonces:

¿Cómo utilizar las Redes Sociales para tu crecimiento espiritual?

  • Cuida lo que compartes. Pregúntate a ti mismo, pregúntale al Espíritu Santo: “Esto que estoy compartiendo ¿es producto de amargura, resentimiento o de falta de perdón? ¿es un simple meme para que mis amigos se rían? ¿lo comparto pensando en lo que alguien me hizo?
  • Analiza lo que has estado compartiendo y chequea tu corazón. Si hay cosas que no estuvieron bien, el Espíritu Santo te lo hará saber.
  • Haz una limpieza. Sólo tú sabes qué puedes tener y qué no es conveniente ver. Sal de grupos, deja de seguir personas y páginas si es necesario. Sólo lo que te es ocasión de caer.
  • Consume cosas que te edifiquen tanto en lo espiritual como en lo personal, profesional o en el área en que te muevas. ¿Pensabas qué te diría que te la pasaras mirando prédicas? Pues no. Hay mucho valor de información en las redes sociales que pueden ayudarte mucho.
  • Cuida lo que comentas. Recuerda que hay un tiempo para hablar y un tiempo para callar. Tu opinión sólo tiene valor cuando es con autorización, de lo contrario puede que estés perdiendo el tiempo.
  • Muchas personas utilizan las redes sociales para expresar sus problemas. Ora por ellas y hazles saber que estás ahí para lo que necesiten.
  • Que tu sí, sea sí y tu no, sea no. Aprovecha para ser de testimonio. He aquí una forma para alcanzar a muchas personas. Seamos sabios, ganemos almas.

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