¡Uff, me duele mucho mi hombro, por favor no tan fuerte! Le suplicaba a la fisioterapeuta, mientras ella trataba de aliviar el dolor causado por el sobrepeso de mi bolsa; era mi hombro derecho, mi cuello, mi espalda…
No sé si cargas piedras en esa bolsa, pero tienes que tomar una decisión urgente, o el peso acabará contigo; me dijo ella, de forma de jocosa.
Mientras conducía rumbo a mi casa, muy adolorida, pensaba en todo ese peso innecesario, que cargamos día a día; pero ya no solo en nuestra bolsa, o mochila; sino el peso de todas esas heridas del pasado, las circunstancias adversas que atravesamos, o quizás, el peso del estrés que nos hace andar encorvados emocionalmente, y que no nos da claridad para visualizar el camino. No nos deja ver más allá del paso que andamos.
Al llegar a casa, lo primero que hice fue vaciar mi bolsa, y me di cuenta de que andaba hasta con la agenda del año anterior, por si acaso… Así que tome una decisión; usar una bolsa más pequeña, y andar solamente lo necesario. ¡Qué alivio sentí!, todo era más ligero, y me era más fácil de encontrar lo que buscaba.
La mochila emocional
Al nacer, venimos con las manos vacías, una mente sana y dispuesta aprender de lo nuevo que nos espera. ¿Pero dónde, cuando, y por que empezamos a cargar peso en nuestra mochila de vida? ¿Puedo deshacerme de ese peso?
A medida que el niño crece, va sintiendo el amor o el rechazo, el cuidado o el abandono, las caricias o los golpes, la mirada o la indiferencia, la cercanía o ausencia, las palabras amables o hirientes; de familia, amigos y compañeros.
Todos estos acontecimientos de la infancia se graban en el disco duro mental del niño/a, y se van generando emociones y sentimientos respecto a sus vivencias. Estas emociones, pueden ser saludables cuando el niño se ha sentido amado, cuidado y se le reconoce como una prioridad; o pueden ser nocivas y autodestructivas, porque se sintió rechazado, descuidado, en último lugar; o quizás, nunca recibió un abrazo, un TE AMO, una caricia… Por tanto, su mochila, se fue llenando de culpas, dolor, resentimiento, sentimiento de abandono, miedo al futuro, al que dirán, miedo a la soledad, al fracaso, miedo a ser amado, o amar. ¡Un peso emocional muy grande!
Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Mateo 11:30
Tú y yo, necesitamos vaciar urgentemente el peso de esa carga emocional atreves de el perdón, la confianza en Dios y en ti mismo, y el agradecimiento.
- El perdón. ¿Quién te hirió? ¿Quién te abandonó? ¿Quién es esa persona que no puedes ni escuchar hablar de ella o él? ¿Quién te dejo caer? ¿Tus padres, tu pareja, algún amigo/a?. La decisión de perdonar a estas personas, te liberará a ti de ese peso que llevas encima. Reconoce el daño que te causaron, llóralo, pero también suéltalo y déjalo ir. (Hablaremos mas del perdón, en el siguiente articulo).
- Confianza en Dios y en ti mismo/a. Pese a todas las circunstancias que te ha tocado vivir, Dios siempre estuvo ahí contigo, amándote, cuidándote… tienes una promesa; “Yo estaré contigo, todos los días…” Mateo 28:16-20; por tanto, puedes estar seguro que Dios conoce mejor que nadie tus circunstancias, y Él está en control, deposita en Él tus cargas, ansiedad y angustia. También es necesario que cultives tu amor propio, tu estima, tu seguridad como persona; quizás tus padres no supieron demostrarte ese amor y cuidado que necesitaste de niño; pero ahora puedes empezar a reconocerte a ti, valorar lo que eres, tus virtudes, tu esencia; y aceptarte como eres, un ser digno de ser amado, y capaz de amar a otros. Puedes cambiar el reproche o la queja, por la gratitud.
- Agradecimiento. Cada mañana que despiertes, sonríe, agradece, piensa que eres afortunado de tener salud, un techo, agua, luz, ¡puedes elegir que comer! Es tiempo de cambiar el reproche, la queja, el culpar a otros, el ver solamente lo negativ, por el agradecimiento, la confianza y el perdón. Te sentirás más feliz, te enfocarás en lo que tienes, (y no en eso que te falta), tu mente se abrirá a nuevas oportunidades, se crearán vínculos más sanos en las relaciones, y veras lo positivo de las cosas.
Mi deseo es que empieces desde hoy a vaciar tu mochila emocional y liberar espacio para lo nuevo. ¡Lo mejor está por llegar!
Lic. Karla Mayorga
Psicóloga y Coach Profesional
mayorgakar76@gmail.com