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Preservando los cielos y la tierra: sostenibilidad planetaria en el siglo XXI

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Si vamos a aventurarnos en el espacio, ¿no deberíamos al menos abordarlo de una manera verdaderamente sostenible?

Desde hace años, las iglesias vienen señalando la importancia de “preservar la creación”, y con razón, pues la situación del planeta no mejora y el cambio climático nos amenaza a todos. Hace seis años, las Naciones Unidas definieron 17 objetivos de desarrollo sostenible, incluidos la preservación de la vida en la tierra y bajo el agua y la “acción por el clima”. Un área, sin embargo, se ha olvidado, e incluso la teología tiende a descuidarla: nuestro entorno espacial falta entre esos 17 objetivos. Sin embargo, en el Génesis dice: “En el principio, Dios creó los cielos y la tierra”. Dios también creó las extensiones celestiales, y estas son, como sabemos hoy, no solo un hermoso dosel de estrellas, sino un vasto cosmos lleno de soles y planetas.

¿Por qué es esto tan importante?

Por ilimitadas que sean estas inmensidades, nuestro propio entorno espacial es solo un recurso limitado y se utiliza de manera muy intensa. Ciertas órbitas terrestres están llenas de satélites, y los lanzamientos de megaconstelaciones, que ya han comenzado, aumentan su número de manera verdaderamente preocupante. Además, hay planes de regresar a la Luna, esta vez con el propósito de utilizar sus materias primas incluido. El peligro de sobreexplotación y la aparición del “síndrome de Kessler”, una reacción en cadena debido a la colisión de un satélite, está aumentando.

Las megaconstelaciones que se están lanzando actualmente no solo llenan las órbitas rápidamente. También iluminan el cielo nocturno y dificultan la investigación astronómica desde la Tierra. El cielo estrellado sobre nosotros, nuestra herencia común, de la que los humanos aprendimos a ubicar nuestro lugar en el cosmos, se está desvaneciendo lentamente con el exceso de brillo nocturno. Tal vez hayas visto una cadena de puntos brillantes en el cielo. Son esas megaconstelaciones que ya se están lanzando.

Las estrellas, hacia las que los humanos nos dirigimos, ya casi no son visibles en algunos lugares.

Todo el desafío de la acción sostenible se está trasladando al espacio exterior. En especial, si también se van a extraer recursos allí. Ya no podemos ignorar el problema diciendo que los humanos pertenecemos a este planeta tierra y que no deberíamos ir al espacio. Es cierto, estamos completamente adaptados a las condiciones de la tierra, pero nuestro tiempo como humanidad en este planeta también es limitado. Incluso si lográramos controlar el cambio climático, en unos pocos cientos de millones de años hará demasiado calor porque el sol (una estrella de segunda generación) está creciendo. Y no es del todo improbable que, si no tomamos precauciones, un asteroide nos golpee antes de esa fecha, ya que uno de ellos acabó con los dinosaurios en el pasado.

¿No deberían los cristianos convencidos, que toman en serio la ciencia y la tarea de preservar la creación, involucrarse aquí y defender también la preservación activa de “los cielos”? Si vamos a aventurarnos en el espacio, ¿no deberíamos al menos abordarlo de una manera verdaderamente sostenible? Es esto por lo que aboga un proyecto ético que quiere llamar la atención sobre estos desafíos. Los interesados ​​en el espacio y los que están preocupados por la sostenibilidad están confluyendo. Están todos invitados a esta reflexión, sobre la que se puede obtener más información en Save Our Planet. Las donaciones para hacer que el proyecto continúe son también muy bienvenidas.

Fuente: Protestante Digital


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