No es del todo extraño que muchas personas tomen decisiones en su vida sin demasiado sentido. Lo que jamás haríamos en ninguna situación de la vida lo hacemos en lo más trascendental: la base espiritual de nuestra existencia.
Los aficionados de cada equipo defienden sus colores con todo el entusiasmo del mundo. Lo que muchos no saben es la razón por la que llevan una determinada indumentaria. Uno de los casos más curiosos es el del conocido equipo argentino Boca Juniors: originalmente jugaba de azul y blanco a rayas, pero cuando se enfrentaban a San Lorenzo tenían muchísimas dificultades porque la equipación era casi idéntica (en esa época no había segunda camiseta), así que un día se jugaron la indumentaria a un partido, y Boca perdió. Como no sabían qué colores tomar, el equipo decidió que irían al puerto y llevarían los colores del primer barco que entrase. El barco fue uno sueco, así que de ahí surgió la camiseta azul y amarilla con la que compiten actualmente.
Es obvio que el detalle no tiene mucha importancia, pero no es del todo extraño que muchas personas tomen decisiones en su vida sin demasiado sentido… Por decirlo de alguna manera, todo se decide «según lo primero que aparezca». Se dice que vivimos en la edad de la razón, pero las personas en general utilizan la razón menos que nunca. Son capaces de creer cualquier cosa. Algunos incluso apuestan toda su vida al más absoluto desinterés. Te dicen: «No importa lo que creas, todo es válido». Cuando les preguntas si realmente saben qué están haciendo y adónde les llevará, el argumento es: «Bueno, nadie conoce el final, pero de todas formas, sigue por dónde vas».
Lo que jamás haríamos en ninguna situación de la vida lo hacemos en lo más trascendental: la base espiritual de nuestra existencia. En el libro de Génesis encontramos los engaños que el diablo urdió para destruir al ser humano, las mentiras que atraparon a Adán y Eva. Lo curioso del caso es que la humanidad sigue creyendo en esas mismas mentiras: «Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis. Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal» (Génesis 3:4-5).
1. «No moriréis»: la búsqueda de la inmortalidad y/o la reencarnación de espaldas a Dios.
2. «Serán abiertos vuestros ojos»: nosotros podemos alcanzar el conocimiento total.
3. «Seréis como Dios»: el hombre es su propio dios, no necesita a su Creador.
4. «Conociendo el bien y el mal»: no existe una ley moral absoluta, cada uno decide lo que es bueno o no.
¿Qué te parece? Son exactamente los mismos presupuestos que defiende hoy la mayoría de la humanidad: nosotros somos los reyes del mundo, no necesitamos a Dios. Si por ahora las cosas no van muy bien, en unas cuantas reencarnaciones lo solucionaremos (dicen algunos), o intentaremos que nuestro mundo sea mejor con el esfuerzo de todos. Como no quieren relacionarse con el Creador, cada vez que se sienten mal, cuando no saben lo que puede sucederles en el futuro o simplemente algo se escapa a su control, la única salida que les queda para no caer en la desesperación es «meditar»: te dicen que dejes la mente en blanco (?) para contactar contigo mismo. El problema es que en ese proceso vas muriendo interior y exteriormente. Vale cualquier idea con tal de no aceptar a Dios. Cualquier mentira es válida para los que se creen más inteligentes.
En Jesús sí sabrás no solo cual es el camino, sino también como recibir Vida. Cómo vivir en la Verdad.
Autor: Jaime Fernández -Protestante Digital