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Las 10 palabras para tomar las decisiones correctas # 1: La fuente de la autoridad suprema

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Primera palabra: «No tendrás otros dioses delante de mí» (Éxodo 20:3, LBLA).

Dios, según el diccionario, es un «ser sobrenatural único al que se rinde culto; es responsable de la creación del universo y del misterio de la existencia».

La primera de las 10 palabras nos recuerda que todo lo que elijamos debe fluir del amor que tenemos por Dios y nuestro agradecimiento por ser libres, como lo fue Israel al ser liberado «de la casa de servidumbre» de la tierra de Egipto. Esto significa que no debemos permitir que ninguna decisión que tomemos desplace a Dios como nuestro asunto más importante en la vida y que nunca debemos permitir que nada amenace el lugar central de Dios en ella.

Hay muchos dioses que están presentes en nuestro mundo. He viajado bastantes veces por la India y hay dioses en cada esquina y en casi todos los edificios. Algunos aseguran que hay 33 millones de dioses en la India y… aunque no tengo ni idea de cómo los contaron… ¡supongo que se acerca a la realidad!

El dios principal de nuestro mundo actual es muy conocido. Soy yo, eres tú. Adoramos a la «trinidad impía» del Yo, de Mí, del me. El credo de esta nueva religión se resume en la creencia de que cada persona debe alcanzar la máxima divinidad sin obstáculos. Afirmamos ser la autoridad suprema en la vida y tenemos el llamado final sobre lo que debemos hacer y las decisiones que tomamos.

Irónicamente, la mayoría de la gente niega la existencia de un Dios mientras se encarga de hacer el trabajo de un dios con las prerrogativas de un dios.

Aunque las personas pueden disfrutar fingiendo por un tiempo que pueden ser dioses, en el fondo saben que no lo son.

Es por eso que el cristianismo es la fe más perseguida hoy en día, debido a su insistencia en adorar al único y verdadero Dios de la Biblia que es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien reclama autoridad absoluta sobre nuestras decisiones. Por lo tanto, al tomar decisiones importantes, debemos conocer la opinión de Dios y pedirle sabiduría para tomar las que sean correctas.

Nuestra capacidad para ser nuestro propio dios se ve agravada por las tentaciones de «los dioses de este mundo». Pablo escribe: «Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales» (Efesios 6:12, nvi). Estos poderes nos tientan constantemente a tomar nuestras propias decisiones al margen de Dios. Administrar el dinero no es solo un ejercicio técnico puramente financiero, sino que es, en el fondo, una disciplina espiritual.

Jesús desenmascaró el poder espiritual detrás del dinero al que llamó «Mammón», y nos desafía a examinar nuestras decisiones económicas.

«Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas [Mammón]» (Mateo 6:24, lbla).

Esto significa, en el terreno práctico, que el enfoque principal al tomar nuestras decisiones debe ser la voluntad de Dios y no las preocupaciones financieras. Si sabemos que Dios quiere que hagamos algo que costará dinero que quizás no tengamos, entonces Él lo proveerá. La obra de Dios, hecha a la manera de Dios, nunca carecerá de los recursos necesarios.

Mammón es el dios detrás de nuestra economía y de la mentalidad que los consumidores tenemos hoy. Mammón recibe con gusto nuestras ofrendas hechas con tarjetas de plástico en sus templos de compras y sitios web, prometiendo satisfacción, estatus y bienestar. Sus promesas están vacías; puedes comprar medicinas, pero no salud; libros, pero no sabiduría; una casa pero no un hogar; sexo pero no amor.

Esta primera Palabra es un desafío a permanecer leales a Dios, amándole y sirviéndole solo a Él. Por el contrario, Mammón quiere que amemos y sirvamos al dinero.

Unos versículos que han impactado mi vida en relación con este tema son los siguientes:

«Manteneos libres del amor al dinero, y contentaos con lo que tenéis, porque Dios ha dicho: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré”. Así que podemos decir con toda confianza: “El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?”» (Hebreos 13:5-6, cst). Cuando tomas tus decisiones dependiendo de la voluntad de Dios, Él puede liberarte de la dependencia de Mammón y de la economía que rige este mundo. Vivir y trabajar en la economía de Dios te hace libre

Autor: Moisés Contreras, responsable del area de economía y mayordomia financiera de Tres-e


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