La alta sensibilidad es un rasgo de personalidad neutro que el 20-30% de la población posee. Las Personas Altamente Sensibles (PAS) tenemos un sistema nervioso sensible que hace que todo lo que ocurre a nuestro alrededor, sea positivo o negativo, nos afecte más que al resto.
Este don tiene un componente genético. Y en nuestro caso, mi madre, mi hijo y yo somos PAS. En esta ocasión comenzaré contándoos acerca de este rasgo en la infancia. La alta sensibilidad fue descubierta por la investigadora y doctora Elaine Aron, quien por primera vez definió el término PAS en 1991. Según ella, hay cuatro características principales que tienen los peques PAS:
1.Profundidad de procesamiento de la información:
Los Peques PAS tienen un sistema nervioso más fino y desarrollado que el resto. Ellos reciben más información sensorial que quienes no son altamente sensibles. Tienen tendencia a comparar, evaluar opciones y analizar. Suelen tener miedo a fallar y cometer errores, por lo que intentarán hacerlo bien a la primera sufriendo en ocasiones algún tipo de parálisis debido a un exceso de análisis. Son niños y niñas autoexigentes que normalmente presentan dificultades para tomar decisiones porque se les ocurren demasiadas opciones para cada situación. En ocasiones sufren por su perfeccionismo.
Este procesamiento profundo de la información también se refleja en el tipo de preguntas existenciales que formulan y que resultan un tanto adelantadas para su edad. Suelen tener preocupaciones que otros niños no tienen sobre temas sociales, morales, medioambientales, espirituales, etc. que denotan una conciencia social precoz.
A veces esta profundidad de procesamiento, unida a la fantasía característica de la infancia puede generar en los niños con Alta Sensibilidad temores irracionales que precisan apoyo. También son resistentes a los cambios y necesitan procesos más largos que el resto para habituarse a los mismos.
2.Alta emocionalidad y empatía
Los niños y niñas con alta sensibilidad perciben todo con una profundidad especialmente intensa. Y como aún no han aprendido a regular sus emociones por su falta de experiencia vital, a menudo les cuesta controlarse. Aunque es evidente que la empatía es una virtud, pueden llegar a sentir las dificultades ajenas como propias llegando a sobrecargarse.
Con frecuencia reciben el estigma de quejicas o llorones y presentan poca tolerancia a la violencia o malas formas. Debido a una mayor actividad en las neuronas espejo (las de la empatía) es común que no aguanten las injusticias y salgan en defensa del débil. También captan más fácilmente estados de ánimo de otras personas, incluso de mascotas.
- Sensibilidad en lo sensorial y respecto a sutilezas:
Las personas de alta sensibilidad somos conscientes de cualquier estímulo sutil como sonidos, olores y otros detalles. Tenemos un radar potente. Esto implica que los niños con alta sensibilidad suelen quejarse más que otros del frío o del calor, de una piedra en el zapato, de la ropa húmeda, de las etiquetas de la ropa, etc. Así mismo, son peques con un gran potencial creativo que suelen canalizar por medio de manualidades, música o juegos inventados por ellos mismos.
- Sobreestimulación o saturación:
La sobreestimulación es un efecto colateral poco placentero fruto de los anteriores pilares ya descritos. No es de extrañar que los niños de alta sensibilidad se saturen con facilidad ya que son personas más conscientes de todo lo que les ocurre fuera y dentro de ellos.
Ellos procesan esta información de manera más intensa, por lo que se agotan antes que los demás, tanto mental como físicamente. La rápida saturación los puede llevar a bloquearse y a hacer rabietas o dar malas contestaciones. En ocasiones duermen mal porque no pueden relajarse debido a su sobreestimulación y no saber cómo calmar su sistema nervioso.
¿Al leer estos pilares ves reflejado a tu hija, hijo, sobrino o nieto?
Además de considerar estos pilares, la citada investigadora Elaine Aron ha creado una prueba tipo test. Ésta incluye preguntas para que los padres o adultos de referencia de niños a partir de cuatro años puedan realizarlo y descubrir si sus peques son altamente sensibles o no. Es una herramienta también valiosa para salir de dudas. Puedes encontrar el test en mi cuenta de Instagram: @almapasmadrid en uno de los destacados.
Criar de forma consciente a un peque PAS es un desafío precioso y una gran responsabilidad ante Dios ya que su sensibilidad, con todas las luces que implica, puede ser una bendición para el mundo si tiene el apoyo necesario para florecer. Por esto merece la pena hacer el esfuerzo y conocer en profundidad este rasgo de personalidad en la infancia. Además, aplicar pautas educativas coherentes con sus necesidades específicas beneficiarán tanto al peque PAS como al resto de la familia al comunicarse una mayor comprensión en las relaciones.
Autora: Rosario Jiménez. Coach Profesional para PAS