Dijo el Señor a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey. 1 Samuel 16:1
Todos sabemos que un ciclo, es el cumulo de experiencias vividas, momentos compartidos, buenos y no tan buenos, pero que en definitiva, solemos aferrarnos a esas etapas que vivimos, ya que de una manera u otra, dejan huellas.
Muchas veces quedamos atrapados en algún momento que fue significativo, tal como un divorcio, una perdida material, o la pérdida de un ser querido. O quizás, nos mantiene atado un pasado donde nos fue todo bien, había éxito profesional, personal, o en algún negocio, y nos hemos anclado en eso que tuvimos, frenando el crecimiento presente.
IDENTIFICA A TU SAÚL.
Samuel lloraba por el Rey Saúl, cuando Dios ya le había desechado. ¿A quién, o que, estas llorando tú? ¿Desde hace cuánto? ¿Cuál es ese Saúl que no te deja avanzar? ¿Qué te mantiene anclado? ¿Hasta cuándo llorareis ese pasado, esa relación que no te funcionó, esa carrera que no pudiste acabar, o quizás, esa empresa que cerraste, o ese trabajo que perdiste? ¿Puedes identificar cuál es ese Saúl en tu vida?
Este pasaje es uno de mis favoritos, cuando hablo de cerrar ciclos, sanar etapas o cerrar brechas. Ya que en innumerables ocasiones, he tenido la oportunidad de atender casos, donde la persona está anclada en la queja, culpando a otros de lo que no ha podido lograr, añorando lo que una vez tuvieron, o aferrándose a una relación que no funciona, o que ya no está. Boicotean su avance, su crecimiento y desarrollo, porque están apegados afectivamente a algo o alguien.
El profeta Samuel, por mandato de Dios, había ungido a Saúl como primer Rey de Israel; y lo cierto es que le tenía mucho afecto. Y seguramente su deseo es que Saúl, gobernara por una larga temporada, o que su descendencia trascendiera en el palacio. Sin embargo, los planes de Dios con Saúl, ya no eran los mismos, debido a la desobediencia de este; y obviamente Él ya tenía otra alternativa para Israel; el valiente David. ¿Hasta cuándo Samuel seguirás llorando por Saúl, si yo ya tengo un David para Israel?
¿Has identificado ya a tu Saúl? ¿Crees que es lo mejor que te pudo pasar? ¿O es una herida del pasado que no puedes cerrar? ¿Crees que no serás capaz de volver a tener ese negocio? ¿Emprender algo nuevo? ¿Entrar en una nueva relación y temes involucrarte sentimentalmente?
Deja atrás a Saúl, cierra esa brecha emocional corrosiva que no te deja avanzar, esos hábitos que no te permiten crecer, las actitudes que dañan tus relaciones, la queja, culpa y el reproche por lo que no tienes, el miedo a volver a empezar, o esa relación que no te aporta nada; y ve a por lo nuevo que Dios ha preparado para ti. ¡Tú David te espera! ¡Es tu momento!
Es momento de perdonar y soltar aquellas personas que te causaron dolor, sanar esas heridas de rechazo que sufriste en la infancia, de elaborar el duelo por esas pérdidas que has tenido. Es momento aventurarse a cosas nuevas, a emprender en eso que siempre has querido, de volver a intentarlo, de volver a creer, amar…
CIERRA LA BRECHA.
He escuchado comentarios de varias personas que dicen que este año 2020, debe ser un año, para borrarlo de nuestra mente, y respeto su sentir, porque han tenido experiencias doloras, pérdidas irreparables con el Covid 19. Sin embargo, personalmente no estoy de acuerdo con eso, ya que es evasión de la realidad; si bien es cierto, ha sido un año muy duro, de innumerables pérdidas humanas, materiales, de empleo…pero me atrevo afirmar, que también hubieron cosas buenas; hemos aprendido a estar más en familia, a valorar más lo que realmente importa…Ha habido muchas grietas, pero también han naciendo flores.
Por tanto; cerrar un ciclo es: Recordar, por muy duro que parezca, porque es la única forma de sanar/Perdonar y dejar ir a ese prisionero que llevas dentro/Perdonarte a ti mismo, por aquellas cosas que crees que no has hecho bien/ Aceptar que no todas las cosas suceden como quisiéramos, algunas veces ganamos, y otras debemos asumir las perdidas con serenidad/Agradecer por lo que eso que se va, nos aportó, o nos proporcionó un aprendizaje, nos hizo más reciliente, desarrollamos mayor inteligencia emocional
Querido amigo lector. Despidamos este 2020, con la certeza de que no dejamos pendientes en nuestra vida que puedan truncar nuestro crecimiento espiritual, emocional o profesional; vamos a permitirnos la oportunidad de empezar con nuevos retos, nuevos proyectos, motivaciones y expectativas; con un corazón sano, ligero y lleno de amor para Dios y el prójimo, pero también para nosotros mismos; dejemos ir a Saúl, y ¡recibamos a David con los brazos abiertos!; David es lo nuevo de Dios para nosotros, la promesa de cosas grandes en este 2021.
“Determinaras una cosa y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá luz” Job 22:28
Karla Mayorga
Psicóloga y Coach Profesional
Recuerda. ¡Lo mejor está por venir!
¡Felices Fiestas!