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Alrededor de un 30% de la población es Altamente Sensible

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La Alta Sensibilidad es un rasgo de personalidad neutro que supone una mayor sensibilidad y reactividad del sistema nervioso central.

Según la Doctora Elaine N. Aron, hay 4 características básicas comunes en todas las personas con este rasgo:

  1. El procesamiento profundo de la información. Estudios de las investigadoras Elaine Aron y Bianca Acevedo concluyen que las PAS tenemos una mente abierta, flexible y captamos mucha información del entorno (entre ocho y diez veces más respecto a una persona que no es PAS).
  2. La alta emocionalidad (sentir mucho) y empatía.
  3. La captación de sutilezas (detalles que otros no ven). Vivimos intensamente olores, ruidos, luces, etc.
  4. Como consecuencia de estas tres, la cuarta característica es la saturación o sobreestimulación antes que el resto de la población. La sobreestimulación causa estrés y se manifiesta en señales corporales como: dificultades para respirar, taquicardia, dolor de cabeza, mareos, sudoración excesiva, insomnio, dolor de hombros, cervicales o espalda, bruxismo, presión en el pecho, eczemas, urticaria, alergias, problemas intestinales, etc. También se manifiesta en señales emocionales como: irritabilidad, ansiedad y depresión. Se pueden experimentar bloqueos mentales y fuerte nerviosismo.

Además de estas características básicas, hay otras como las inquietudes espirituales, lo que nos hace pensar que, dentro de nuestra comunidad de fe cristiana, el porcentaje de PAS es mayor que en el resto de la población. Y es que el cerebro de las PAS, guiado por su potente intuición, es proclive a creer que tiene que haber algo más allá de lo puramente material.

¿Te sientes identificado/a con estas características? Son básicas para determinar si eres PAS o no. Para saberlo, es recomendable contactar con algún profesional experto/a en este rasgo que pueda hacerte un test sobre el tema.

Existe una escala (test) validada científicamente que ha creado el investigador británico Michael Pluess, que te puede ayudar a salir de dudas. Él divide a la población en tres grandes grupos: personas con una sensibilidad baja, media y alta.

En definitiva, las personas altamente sensibles somos más conscientes de todo lo que ocurre dentro y fuera de nosotras, algo que tiene sus ventajas, cuando hemos aprendido a gestionar esta intensidad vital, pero que también tiene desafíos que, de no afrontarse debidamente, pueden afecta a la salud física y mental.

Y es que la Alta Sensibilidad es un don de Dios, un verdadero diamante en bruto que requiere ser pulido mediante el trabajo de crecimiento personal.

Rosario Jiménez – rosarioje.coach@gmail.com

Coach Profesional para PAS


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