Con tan solo 20 años, la joven Gabriela Malafaia ha tenido una trayectoria marcada por traumas y adicciones ha sido sanada por Dios.
Gabriela sufrió abusos por parte de un conocido de la familia a los 9 años, que se hizo cargo de ella en ausencia de su madre. A los 12 años, empezó a asistir a la iglesia e incluso ayudó en la Escuela Bíblica Infantil, pero acabó alejándose de la fe.
Cuando tenía 18 años de edad, la joven dejó São Paulo y se fue a vivir a Paraná, Brasil, con el propósito de estudiar. Sin embargo, al involucrarse en la carrera de modelo, también conoció el mundo de las bebidas, las drogas y la prostitución.
Gabriela fue diagnosticada de una endometriosis profunda, que ya no podía tratar. «Cuanto más agresivo era el tratamiento, más me debilitaba. Empecé a perder el pelo, las uñas y llegué a pesar 39 kilos», dijo la joven a Portal Universal.
Ya que no podía trabajar a causa de la enfermedad, aceptó la propuesta de un político, para hacerse cargo de una casa de prostitución. «Empecé a trabajar como chulo, básicamente», recordó.
«Fue muy agresivo, me humilló y me dijo: esto es lo que hay que hacer con (las prostitutas), cobrarles», contó.
Gabriela sintió que había tocado fondo cuando la madre de una menor de edad llamó llorando a la casa de prostitución.
«En ese momento, recordé cuando estaba en la iglesia, cuando ayudaba en la Escuela Bíblica», dijo.
Invadida por una profunda tristeza, intentó suicidarse en varias ocasiones porque no veía una solución para su vida, pero en su último intento, la joven pensó: “si muero, iré al infierno».
Ese mismo día, Gabriela buscó una iglesia y decidió entregar todo a Dios. «Entregué mis miedos, mis voluntades y deseos. Dejé de beber, de consumir drogas y dejé todas las relaciones que tenía. Me estaba estabilizando. Fue realmente una rendición, porque lo puse todo en el altar», dijo.
«Fue allí donde tuve mi verdadero encuentro con el Señor Jesús. Allí estaba seguro de que Dios estaba conmigo. Tenía paz. Ese deseo de morir ya no existía. El insomnio, la depresión, todo quedó atrás».
A través de oraciones, servicios y lectura de la Biblia, Gabriela comenzó a crecer en Dios, y afianzó su compromiso con Dios a través del bautismo. «Esa Gabriela que quería suicidarse, que veía cosas, que oía voces, ya no existe. Literalmente, murió allí».
“Hoy soy una ganadora de almas para mi Dios”, afirmó.
Gabriela recibió una nueva propuesta en la carrera de modelo, pero la rechazó, «sabía que no era lo que Dios quería para mí», declaró.
Actualmente Gabriela trabaja junto a la iglesia para rescatar mujeres de la prostitución.
Fuente: Bibliatodonoticias