web analytics

7 características de un emprendedor cristiano

Comparte la noticia

1.      Llamado a hacer la diferencia:

Dios no solamente llama a misioneros y ministros para hacer Su obra, sino también nos llama a todos a ocupar distintos roles en servicio para El, como es el caso de ser “emprendedores”. Este llamado puede ir cambiando durante nuestra existencia, pero usualmente es consistente con nuestros dones individuales y específicos. Los emprendedores cristianos están conscientes de su llamado a establecer y liderar empresas y organizaciones que están diseñadas para obtener logros en el mundo de negocios; pero también lo hacen sabiendo que son liderados por el espíritu de Dios. El objetivo es desarrollar un nuevo entendimiento que entrelace nuevas tendencias de excelencia de negocios y empresariado con una perspectiva cristiana y bíblica.  Un nuevo paradigma donde el ser emprendedor no excluya ser un buen cristiano.

2.      Posicionados por Dios

La Biblia pone mucho énfasis en dones espirituales. Sin embargo, los emprendedores cristianos creen que uno de los dones que les fue dado es la posición en que Dios los ha puesto. Ya sea por nacimiento, por capacidad, por ubicación geográfica, por circunstancias varias de la vida, el emprendedor cristiano tiene la oportunidad de crear algún tipo de empresa que logra llenar alguna necesidad de algún grupo de personas. El emprendedor cristiano NO esta ciegamente dirigido por ambición y …, pero saben que han sido puestos allí por Dios para cumplir ciertos objetivos o llamados en sus empresas.

3.      Visionarios

Al estar en esa posición particular que Dios los ha puesto, los empresarios cristianos desarrollan ciertas visiones específicas del futuro las maneras como las cosas podían o deberían ser para los clientes, proveedores, empleados, la familia y la comunidad. Luego de un periodo de tiempo, esta visión crea un fuerte compromiso que permite soportar y sobreponerse a un sin fin de adversidades e incluso caídas. Aunque a veces es confuso, la dedicación y perseverancia permite ver al emprendedor esta visión desarrollarse ante sus ojos o darle las pautas para redirigirse o cambiar de estrategia.

4.      Tomador de riesgos calculados

El emprendedor cristiano está claro que la vida es para los de corazón débil. Los negocios modernos requieren de grandes compromisos.    Generalmente la información es insuficiente como para poder justificar o apoyar cada decisión. De esta manera los empresarios cristianos se vuelven tomadores de riesgos calculados. El empresario cristiano es atraído por una vida de aventura en el servicio, pero reconoce que el precio de la aventura puede tener caídas y decepciones ocasionales.

5.      Liderazgo de servicio provee valor al consumidor

El emprendedor cristiano del siglo XXI reconoce que el mundo ha cambiado a lo que llamamos una “mass customization”, el internet y la globalización han tomado muchas ideas y las han difundido rápidamente y puesto en práctica alrededor del mundo en corto tiempo. El concepto no es el emprendedor contra el mundo, si no el emprendedor con un grupo de socios y empleados comprometidos a servir el mundo y adaptarse a los cambios. El emprendedor no puede ser todo para todo el mundo, pero en lo que hace, debe construir una organización altamente focalizada que sirva a algunos grupos de manera excepcional.

6.      Liderazgo relacional

Lejos están los tiempos en que un empresario solitario podía lograr muchas cosas en su soledad. El empresario actual esta consciente de que el mundo se adapta y cambia rápidamente y necesita de múltiples talentos para avanzar los cuales encuentra en la gente que colabora con él, ya sean sus empleados, socios, proveedores e incluso clientes. Los empresarios cristianos deben poner sus relaciones interpersonales en las prioridades de su lista. Deben escuchar, ser empáticos, entender y apoyar en todos los niveles para consolidar equipos fuertes y consumidores satisfechos y lograr juntos realizar la visión de manera compartida.

7.      En el mundo, pero no del mundo.

El mundo usualmente caracteriza a los emprendedores como crasos materialistas, sin valores y avaros, lo cual en muchos casos es cierto. El emprendedor cristiano recibe de manera agradecida los beneficios materiales que vienen como resultado de un buen trabajo y el desarrollo de una buena empresa. Busca ser eficiente, eficaz, rentable, servicial, reconocido por sus buenos productos y servicios y por el trato con su gente.  Sin embargo, los logros materiales son siempre secundarios al llamado y la visión establecida. Con este compromiso el emprendedor cristiano desarrolla un fuerte carácter moral y de valores más altos que una simple ganancia a costa de todo.

Fuente: Tiquico


Comparte la noticia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *